muñecos, vinilos y chapas de madera pirograbadas: la animación contemporánea en los videos musicales

el texto: Yegor Petrov

 

Animación es el medio más comprensible para hablar de las cosas complejas: así decidieron los creadores del videoclip “Time to Go” de Wax Tailor. Los dibujos animados cándidos sobre un pulpo que viaja por la ciudad, tiñendo los objetos de color azul, acaban siendo una historia existencial sobre la muerte y la desilusión con la vida.

Es un trabajo del estudio australiano Oh Yeah Wow, que produce audiovisuales inteligentes y originales para músicos como Gotye o Architecture in Helsinki. El gran publico llegó a conocerles en el 2014 después de un escándalo de plagio: el video de One Direction a la canción “You and I” repitió el mismo efecto especial, que ya había aparecido en un trabajo de Oh Yeah Wow para el grupo australiano Clubfeet.

En “Time to Go” Oh Yeah Wow utilizaron la técnica llamada “stop motion”: grabación cuadro por cuadro de un objeto que está cambiando ligeramente su posición con cada cuadro. Según el creador del estudio, Darcy Prendergast, inicialmente el pulpo tenía que estar hecho de basura, pero con tiempo han llegado a la imagen de un muñeco infantil abandonado. Stop motion es una técnica meticulosa: esta obra requirió más de dos cientos horas de tiempo neto.

Sin embargo, el rodaje de videos musicales no es el medio principal de ganarse la vida para Oh Yeah Wow, sino una oportunidad para probar ideas, adornar el portafolio y ganar experiencia de dirección. “No es un trabajo que haces por el dinero. Por el “Time to Go” cada uno de los cinco miembros principales del equipo ganó mil dólares por casi cuatro meses de trabajo. En cambio, básicamente, te dan dinero para que aprendas y te equivoques, así que en el momento cuando harás tu propia película, ya habrías afilado tus habilidades a cuenta de otros”, explica Prendergast.

 

Wax Tailor – Time to Go

 

La producción larga y una actitud fanática son bastante comunes para la animación. En este sentido, el director noruego Sverre Fredriksen que vive en Ámsterdam es un típico animador. No solo ideó una historia sobre un viajero soñador para un cantante holandés Tim Knol, sino también invirtió dos meses de su vida en ella: todos los personajes del video “When I Am King” están recortados de chapas de madera, pirograbados y después animados con la técnica stop motion.

Se puede imaginar la cantidad de labor invertida, por ejemplo, con esta cifra: cada segundo de este audiovisual requirió cinco horas de trabajo. Hubo también complicaciones colaterales. “Empezamos a tener problemas con los vecinos del edificio, donde está ubicado mi taller, debido al olor a madera quemada. De vez en cuando me amenazaban, llamaban a la policía y, una vez, incluso, intentaron forzar la puerta”, cuenta el director.

Fredriksen hace una animación donde la tecnología juega un papel mínimo: lo más se puede hacer manualmente, lo más interesante es. Anteriormente hizo un cortometraje animado utilizando las plantillas para grafiti, y ahora está participando en la producción de la película Cloacinae del artista Serge Onnen, donde elabora las escenas con hielo. “Es importante para mi conservar en mi trabajo la sensación de maravilla, que sentí grabando mi primer animación a los 8 años usando el constructor LEGO y dinosaurios de juguete. Fue un terreno inexplorado y en esto había magia. Ahora me interesan sobre toso los medios de expresión que todavía no había probado. De aquí proviene tanto la pirografía como el hielo”, explica Fredriksen.

 

Tim Knol – When I Am King

 

Sin embargo, no todos los audiovisuales animados requieren esfuerzos heroicos y paciencia inaudita. Un ejemplo convincente de esto es “Demoni” de Kottarashky and the Rain Dogs, donde ni la idea, ni la tecnología no son complicadas o sofisticadas. Aun así esta obra recibió más de diez premios en festivales. Su creación unió uno de los músicos más originales del nuevo folk balcánico, Nikola Gruev (conocido por su nombre escénico, Kottarashky), y un animador mundialmente reconocido, Theodore Ushev. Este último nació en Bulgaria y ya en el final de los noventa se mudó a Canadá donde, a lo largo de los siguientes 10 años, ganó casi todos los premios cinematográficos que existen en este país, inclusive el “Oscar” canadiense (premio Génie) por su obra sensacional Les journaux de Lipsett.

Sus películas animadas tienen generalmente un carácter trágico (Tower Bawher, Drux Flux, Gloria Victoria), pero en el video “Demoni” Ushev se divierte de lo lindo: las formas y las figuras, que hacen acordarse por una parte de las obras de Miró y Klee, y por la otra de los ornamentos folclóricos de los Balcanes, cantan, bailan y corretean. Este video, una referencia obvia y un homenaje al stroboscopo de Joseph Plateau, salió vistoso y contemporáneo. Ushev describió el proceso de su creación así: “En total llevó unas tres-cuatro semanas. Dibujé todo en 50 vinilos que encontré entre la basura. Se necesitó un tiempo para buscar los rotuladores correctos, y ellos fueron la parte más costosa de la producción”.

 

Kottarashky and the Rain Dogs – Demoni

 

Comparado con los vinilos pintados o un mundo entero pirograbado en chapas de madera, la idea de hacer un videoclip, utilizando títeres de cartón, puede parecer menos brillante, pero tras ver “The Synesthesia Ghost” del artista japonés Sasanomaly empiezas a sentir vergüenza por haberlo pensado. Esta historia, donde un hombre persigue a una mujer mientras los dos van cambiando de apariencia, está implementada de una manera extraordinaria.

Es una buena razón para prestar atención a su autor: un gran inventor y experimentador de Tokio, Atsushi Makino. Antes de empezar a crear videos musicales este director joven estudió animación en la Academia de Artes en Praga y en la Universidad de Tokio en la facultad del famoso animador japonés Kōji Yamamura. Makino prefiere las técnicas de animación que suponen trabajo manual, y a menudo literalmente así: en “The Synesthesia Ghost” se ve cómo las manos cambian la posición de los títeres, que resalta el contraste con la animación digital y aumenta la sinceridad del estilo. “Aunque utilizo algunos programas como Alter Effects para el montaje, todos los personajes y objetos en mis videos están hechos a mano. La verdad es que ni se hacer gráfica digital”, admite el director.

Aparte de ser un gran dibujante, Makino también es un estilista fabuloso: el uso de los medios de expresión arcaicos como marionetas o taumatropo comunica a la historia un aspecto sutil y romántico. El director hizo una serie de audiovisuales para Sasanomaly, los más vistosos de ellos, aparte de “The Synesthesia Ghost” son «Re:Verb» (historia sobre una chica con una planta en lugar del brazo) y “M(OTHER)” (una crónica de las relaciones complejas de una pareja enamorada). Todos los videos están hechos de manera alegórica característica de Makino, usando una amplia gama de técnicas: desde ilustración de libros hasta el juego infantil de “unir puntos”.

 

Sasanomaly – The Synesthesia Ghost

 

Una obra excepcionalmente pintoresca para la composición “Katachi” del cantante de pop japonés Shugo Tokumaru fue creada por un dúo de Varsovia Kasia Kijek y Przemek Adamski.

Los directores se conocieron en el colegio, después estudiaron juntos arte gráfico en la universidad, y finalmente decidieron unirse en una alianza creativa. Esto sucedió cuando Adamski hizo su primer video musical «Dziwny jest ten kraj» para el grupo Pink Freud. Esta obra fue reconocida como el videoclip del año en Polonia, esto afectó a la elección de la dirección principal del trabajo del dúo. Desde entonces ganaron una reputación de directores propensos a experimentos y trucos visuales.

Entre sus trabajos más memorables están: el video para el grupo Oi Va Voi, hecho con fotografías pasadas por una trituradora; la obra hecha para un músico de jazz polonés Tomasz Stańko, donde los objetos, hechos de un kilómetro de hilado y algunas linternas, crean una imitación total de la animación digital.

Kijek y Adamski dibujaron y animaron las siluetas para “Katachi” con Alter Effects. Después los recortaron de PVC de cinco milímetros de grosor con un ploteador dirigido a través del ordenador. En la próxima etapa del trabajo los pintaron y pegaron sucesivamente uno al otro, cada vez moviendo la cámara, que estaba filmando la columna, justo al grosor de cada figura: cinco milímetros. Eventualmente, la cantidad de siluetas subió a dos mil.

“Decidimos mostrar una estructura que une el tiempo y el espacio, visualizando el pasado y enseñando que no desaparece nunca. Nos inspiramos principalmente en la abundante estructura musical de la canción, los instrumentos y sonidos construidos en capas. Sólo fue más tarde que llegamos a saber que las palabras de la canción se parecen a nuestro concepto y que katachi se traduce como forma”, nos contaron los directores.

 

Shugo Tokumaru – Katachi

 

Sin embargo, tampoco hay que olvidar los métodos de toda la vida: acuarelas modestas con dibujos de lápiz pueden ser igual de expresivos. Esto está comprobado por el videoclip “Autour du lac”.

Esta obra fantasmagórica sobre un paseo alrededor de un lago fue ideado por los ilustradores belgas Carl Roosens y Noémie Marsily para su propio grupo Carl et les hommes-boîtes. Las escenas extravagantes, pintados por ellos, hacen eco al carácter caótico y teatral de la canción. Al mismo tiempo, a pesar del estilo libre y cándido de los dibujos, los movimientos de las personas que corren al lado del lago están transmitidos con una gran precisión, y los planos que se solapan crean una sensación hipnótica de una realidad borrosa.

“A mi y a Noémie nos gusta observar la gente y su manera de moverse. Los corredores son un milagro precioso. Cuando paseamos, los dibujamos mucho; esto fue una de nuestras fuentes de inspiración”, cuenta Roosens. Sin embargo, según él, hacer videos para la propia música es difícil, por eso él y Marsily prefieren hacerlo para otros. Por ejemplo, para el grupo BRNS dibujaron un videoclip muy triste y penetrante, donde un volcán destruye a la protagonista desde dentro. Sus trabajos individuales son igual de originales: recordemos el video de Marsily “Black Socks” para Témé Tan o la obra de Roosens “INDIEN” para Castus.

 

Carl et les hommes-boîtes – Autour du lac