Seres humanos con las cabezas animales: el regreso de la imagen arquetípica

el texto: Maria Myagchenkova

¿Recuerdas al empleado de oficina con cabeza de perro rottweiler? ¿Todavia no te olvidas una mujer pájaro, un león con rastas y cabezas de ciervo con torsos desnudos? Y, lo más importante, ¿sigues soñando con Mishanya y Leva del Instagram de Irina Gorbacheva? La tendencia que estuvo una vez de moda se ubica en un contexto mitológico y es analizada por la psicóloga junguiana Maria Myagchenkova.

Es el clásico incondicional de este género y por lo tanto lleva el número uno. Un extraño mundo animal-humano creado por el talentoso artista animador estadounidense Stefan Nadelman, por mucho que nos resistamos a esto, nos remite a las antiguas deidades egipcias. Las reminiscencias de los papiros egipcios se vuelven aún más notables debido a la prevalencia de ángulos de perfil y semiprofílicos. El mundo animal presentado en el clip es sorprendentemente diverso y en esto también se asemeja al panteón divino.

Tradicionalmente, en la psicología jungiana, los animales personifican un principio instintivo en el ser humano, el cual en la vida cotidiana se encuentra escondido debajo de la ropa, el maquillaje y los hábitos sociales. En el clip, las máscaras humanas desgarradas revelan hábitos animales. De tal manera los jugadores de cartas resultan ser perros, el protagonista es un conejo, la mujer que es la causa de que la fiebre huela a perfume es un lobo, y León Tolstoi, quien toca la guitarra, repentinamente se convierte en un león. Por cierto, en cuanto al último personaje, existe una versión alternativa: muchos lo ven como Charles Darwin, que, como se ve, también encaja perfectamente en el concepto del clip. El cazador (el gavilán o halcón con una pistola), a quien se le confía la función de exponer la verdadera esencia de las cosas, nos recuerda al dios egipcio Horus. Horus era representado como un hombre con cabeza de halcón, tenía responsabilidad en cuanto a la razón y el orden y, en general, simbolizaba la claridad máxima, era una especie de "ojo que todo lo ve".

El nombre de la canción se deriva del modismo inglés Kangaroo Court, que significa un juicio injusto con un resultado predeterminado. La trama del video es bastante simple y concisa: una cebra atreviéndose a hacerse pasar por otro animal, fue condenada a muerte y devorada. Gracias a los disfraces de animales, o más bien, a las máscaras que se usan en las personas, lo que sucede en el clip, por un lado, da una apariencia más de juguete, lo que permite plantear temas delicados con un resultado menos dramático. Por otro lado, los animales aún así ofrecen algunas asociaciones en la mente humana: el león - poder y autoridad, el Cerdo - deshonestidad e ignorancia. Ser una Cebra significa disfrazarse: las rayas impiden realizar una evaluación correcta de la forma del cuerpo del animal. Es paradójico que en el clip este color precisamente delata a la cebra ante los depredadores.

Igualmente, ser una Cebra significa ser "contrastante". En la era de la tolerancia, la posición de "blanco y negro" es inaceptable. La humanidad busca llegar lo más lejos posible (en cuanto a su posición social) a la zona gris, evitando lo blanco y lo negro. Y aún así, esta polaridad de la evaluación del mundo precisamente surgió evolutivamente, permitiéndonos separar lo comestible de lo no comestible, lo muerto de lo vivo. La Cebra con su blanco y negro (a diferencia de, por ejemplo, un caballo de coloración neutra) no es apropiada en la sociedad moderna. Aparte de esto, es considerada como comida para el León, pero para disfrutar del bistec sangriento, el rey de los animales tiene que encontrar una excusa para tal deseo. Hace uso de trucos humanos y, con la ayuda del mecanismo de proyección, le inculca sus conceptos de blanco y negro a la Cebra, la declara persona non grata, es ejecutada y engullida con calma.

En este clip, la máscara del animal actúa como un elemento que le da fuerza a su dueño. Recordemos los rituales de los chamanes, quienes, al ponerse la piel de un animal, se reencarnan en él. Esto da la oportunidad de identificarse con el ser humano habitual y caer en un trance extático. Muchas tribus antiguas creían que la máscara tenía su propio espíritu, y quien se ponía esa máscara se conectaba con tal espíritu. De esta manera, en el video de Strom Queen, el personaje principal del clip se une a una pantera blanca, un animal bastante raro, hermoso y fuerte. El uso de esta máscara es un intento desesperado de su dueño de llamar finalmente la atención sobre sí mismo. Aparte de esto, otorga al héroe otras dos características propias solo de la familia felina: increíble plasticidad y un derecho peculiar en la elección de la víctima. Sin embargo, no se puede decir que las mujeres que aparecen en el clip son inferiores a la pantera en cuanto a sus cualidades como depredadoras: a pesar de la ausencia total de máscaras, actúan de una manera instintiva poderosa e independiente, demostrando libertad sexual y atractivo.

El hombre con la cabeza de un toro, es una alusión inequívoca en la tradición europea al mito del Minotauro. Sin embargo, en el clip de Jim James, encontramos una inconsistencia inesperada con el personaje clásico: esa persona es una mujer. Con un vestido de un tono rojo rosado, pisotea con sus pies y cava tierra, imitando los movimientos de un toro en espera de su víctima. Al igual que el Minotauro en el antiguo mito griego, ella no permite que el héroe salga de las puertas del laberinto, ni lo deja entrar en la condicional "nueva vida", a la que está dedicada la canción.

Otro cambio de género en el clip son los bailarines con trajes de hombre detrás del protagonista, que aparecen repentinamente, así como igualmente desaparecen inesperadamente en el momento del encuentro final del héroe con el "Minotauro". En este mismo momento, surge otra trama arquetípica: en semejanza con la botella satánica de Stevenson, la cabeza del toro pasa al siguiente dueño, mientras que la mujer logra regresar a través de un sinfín de puertas enfiladas al mundo habitual.

Varias chicas que miran a la cámara, las bocanadas de humo de cigarrillos a cámara lenta y una máscara de zorro; son de hecho, todo lo que tenemos para analizar este clip.

Las chicas realizan aproximadamente las mismas acciones: suben las escaleras, se sientan en el sofá, escuchan música, fuman y exhalan humo. Es como si todas las chicas a las que el espectador observaba, trataran se fusionarse en una sola; y al hacerlo, el tiempo y el espacio se distorsionan. Con la ayuda de esta imagen colectiva, se visualiza el concepto básico del análisis junguiano: la Ánima, es el lado femenino inconsciente en la personalidad de un hombre. De repente, a través del oscurecimiento de la pantalla, en las caras aparece una máscara de zorro. Tal transformación inesperada de una mujer en un zorro, reflejada mediante soluciones teatrales primitivas, recuerda al folclore japonés: kitsune es un zorro demonio que tiene la capacidad de asumir la apariencia de una chica joven. Por ejemplo, uno de los motivos tradicionales, es la historia de las esposas-zorros. Un hombre que contrae matrimonio con una mujer así, un día ve a su esposa en su verdadera apariencia, pero no la ahuyenta, sino que le ofrece venir a él todas las noches en forma de mujer. Curiosamente, fue esta leyenda la que le brindó tan popular etimología a la palabra "kitsune": de ki-tsune ("que siempre llega"), la esposa-zorro se convirtió en kitsu-ne "vamos a dormir".

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